El anuncio adelantado de un conjunto de posibles candidatos presidenciales de cara a las elecciones de 2012, me hace recordar algunos fenómenos electorales que han marcado la historia política contemporánea de nuestro país. Especialmente me recuerda a lo sucedido en 1997-98 con Irene Sáez, quien luego de ser referencia latinoamericana por su gestión como alcaldesa de Chacao, -en su momento el municipio más rico por sus arcas municipales de la region suramericana, ostentó la candidatura presidencial, y salió derrotada en los comicios de 1998.
Al inicio de su campaña, fue contando rápidamente con el apoyo de aquellos electores que veían en su candidatura la garantía de un cambio en el modelo de gestión, y ser un actor outsider del sistema de partidos tradicionales. Todos los sondeos la colocaban en el primer lugar de preferencia electoral. Para diciembre de 1997, la relación de las tendencias electorales eran: 32% Irene Sáez, 15% Claudio Fermín (quien renuncia antes de los comicios presidenciales) y 10% Chávez. Pero luego de un conjunto de acontecimientos que ensombrecieron la posibilidad de su victoria, sabemos bien lo que sucedió: sólo obtuvo un 3% de los votos en las elecciones de 1998.
Analicemos al menos tres elementos que marcaron su derrota. El primero de ellos, fue el aceptar el apoyo de Copei. Sáez, se había identificado con una corriente de nuevos líderes que representaban para algunos estudiosos del tema la "antipolítica", término poco adecuado para signar lo que representaban, pero que de alguna manera cumplía el efecto que se buscaba: separar a una nueva camada de líderes con capacidad de gestión de lo público comprobada, de los viejos esquemas de los lideres políticos de partidos tradicionales latinoamericanos. Sin embargo a inicios de 1998, comete un error fatal: acepta el apoyo de un partido como Copei, que venía con un acumulado de derrotas en campañas electorales desde 1978, cuando es electo el último presidente de su partido -Luis Herrera Campis-, y de la renuncia de su fundador, Rafael Caldera en 1993. Luego de aceptar su apoyo empieza a descender vertiginosamente en los sondeos de opinión, llegando a su punto más crítico cuando el partido que la perjudicó, Copei, le retira su apoyo para sumarse a AD y Proyecto Venezuela, quienes impulsaban la candidatura de Salas Römer (curiosamente Copei obtuvo menos votos que los sacados por Irene Sáez).
El segundo factor fue el crecimiento en las preferencia electorales de un actor político que luego del reacomodo de los partidos y sus candidatos, fue el único con una propuesta de proyecto nacional realmente alternativa a lo que representaba el resto de los candidatos. Recordemos que para las elecciones de 1998, estaban aspirando Alfaro Ucero (AD), Salas Römer (Proyecto Venezuela 1/2 Copei), Miguel Rodríguez (Apertura, partido asociado a Carlos Andrés Pérez después de su expulsion de AD), y Alfredo Ramos (La Causa R). Claro está, aunque este último partido fue desde los años 80 representando un nuevo estilo de hacer política en Venezuela, luego de las elecciones presidenciales de 1993 con su candidato Andrés Velásquez, su actitud frente a las acciones del gobierno y los rumores en torno a las negociaciones de los resultados electorales en ese año, fueron factores que le restaron prestigio y apoyo electoral. En otros términos, Chávez representaba los dos valores que los electores aspiraban de un nuevo gobierno: El cambio y en su ascendencia militar el orden necesario para el país (sondeos de Keller y Asoc. realizados durante 1998).
El tercer elemento fue el timing de su lanzamiento como candidata presidencial. Al haberse lanzado casi dos años antes del proceso electoral, representó un largo tiempo en el cual su figura se desgastó rápidamente, siendo flanco de diversos ataques por parte del resto de los que empezaban a ingresar en la contienda electoral. Quizás con mayor atino en el momento para lanzar públicamente su candidatura, la situación hubiese sido distinta. Por el contrario, Chávez inscribe su candidatura el 24 de julio de 1998, tomando como fecha simbólica el natalicio del Libertador, y Salas Römer anuncia su candidatura en noviembre de 1997 (por cierto que en medio de su campaña fue duramente criticado por postularse también como senador, lo que demostraba según sus críticos, la inseguridad de ser electo como Presidente de la República).
La historia política contemporanea de nuestro país, es una fuente referencial necesaria para entender el dónde estamos, y sobre todo, el comprender la cultura política del venezolano. Quienes ya pretenden ser candidatos presidenciales con la sola bandera de representar la garantía de la salida de Chávez más que una alternativa, o ser portadores de un nuevo proyecto de país, están desconociendo que la efervescencia electoral tiene sus tiempos propios, y el elector venezolano, luego de las experiencias de CAP II y Caldera II, aprendió a votar por proyectos concretos, y no por candidatos fabricados por los "asesores de imagen". Al parecer las apetencias y las ansias por ser "El Candidato" obnubilan la vista a más de uno y los hace cometer errores garrafales, como el jugar posición adelantada, o el permitir que se manifiesten "apoyos espontáneos". Se excusan en la experiencia de Rosales en cuanto al poco tiempo de campaña, pero desconocen que así hubiera hecho lo estratégicamente necesario en una campaña electoral en Venezuela, era un mal candidato, y su figura no contrastaba ni representaba alternativa posible frente a un Chávez hábil que capitalizaba apoyos gracias a una inteligente gestión en lo social.
Por otra parte, la oposición sigue viendo la consolidación de la Unidad como el conglomerado de cualquiera que se oponga a Chávez, pues lo importante es "sumar", e ignoran que a veces en política 1+1 no es igual a 2. La estrategia de unir lo que sea, independientemente de lo que pueda representar para la gobernabilidad democrática del país, no es a mi entender una fórmula inteligente. El colmo de ésta unión al estilo de un saco de gatos con perros y camaleones, fue la candidatura de Mazuco en el Zulia, y por si fuera poco proponerlo como Vicepresidente de la Asamblea Nacional. Y lo mejor de todo: tienen la aspiración de realizar primarias a cargos a elegir, sin que la "unidad interna" se fracture... Bajo esta perspectiva, el PSUV y su máximo líder Hugo Chávez, pese a las falsas expectativas de estar debilitado, venido a menos, mantiene los mayores apoyos electorales a nivel nacional. Tanto, que ningún partido político de oposición en Venezuela se lanzaría a una contienda sin aliados. ¡Cuánto falta por recorrer para que surja una oposición seria y realmente altenativa!


EN RÁFAGA

Adiós a Mubarak... ¿y lo que representa?
Pese a los esfuerzos por negociar su permanencia en el poder o la mejor salida negociada, la presión del pueblo egipcio logró su cometido. Renunció. Luego de casi 20 días de protesta de calle, Hosni Mubarak, aliado de los gobiernos de Israel y los Estados Unidos, no pudo mantenerse en el gobierno. Sin embargo la pregunta sobre quíen lo sucederá y si realmente representará un líder que responda a las expectativas de su pueblo y no al de sus financistas internaional, es una incertidumbre que atenta incluso sobre la posibilidad de una real salida de la crisis política de Egipto.

La inter-pela-ción en la Asamblea Nacional
A pesar de lo importante para la democracia venezolana, la posibilidad de debatir sobre la gestion pública y abrir un espacio para la revision de los avances del gobierno nacional, y con ello la precisión de sus fallas y posteriores propuestas alternativas, los diputados se han enfrascado en su mayoría a profundizar las disputas de micrófonos, las descalificaciones, los insultos, e incluso hasta las agresiones físicas, perdiendo una oportunidad valiosa para hacer concreta la función de seguimiento y evaluación de gestión pública de la Asamblea Nacional.

¿Y la CIDH? ¿Y la SIP?
Recientemente una presentadora mexicana, Cármen Aristegui fue votada de Multivisión por comentar lo ocurrido en el Congreso Mexicano, en donde el Partido de los Trabajadores (PT) acusó a Calderón de tener problemas con las bebidas alcohólicas. Multivision alegó que la periodista transgredió la ética periodística al dar por válida una presunción, despidiéndola sin mayores explicaciones, en una clara aplicación de la censura y un atropello a una periodista que hacia su labor. Curiosamente la SIP ni la CIDH han actuado tan vigorosamente como actúan en Venezuela, incluso ni siquera se han manifestado. Parece que tienen intereses mediatizados por otros que pretenden ocultar, pero que frente a los hechos los dejan muy en claro. Pregúntese usted si algo similar hubiese ocurrido en Venezuela cuál hubiera sido la reacción de estos organismos...