Luego de analizar algunas opiniones que los voceros de la oposición, ya sean militantes de partido o simpatizantes, han realizado sobre el proceso de automatización que adelanta el Consejo Nacional Electoral, quisiera compartir mis opiniones al respecto.

En torno al Sistema de Autenticación Integral (SAI) que va a permitir digitalizar los cuadernos electorales, ha surgido una polémica por la presunta violación del secreto al voto. Me recuerda las críticas que ya hace más de 6 años se hicieran contra del uso de los capta huellas, y sobre todo los resultados obtenidos luego de su implementación. Vuelven entonces los viejos mitos de la correlación de la huella y el voto, los motivos ocultos de intimidar al votante, y todo ello con un solo afectado: el voto opositor. ¿Como que la oposición se quiere lanzar una de Chacumbele Teodoro?


El mito de la correlación

Uno de los primeros argumentos esgrimidos era el fabuloso procedimiento matemático de la capta huella y la máquina de votación. El cálculo era el siguiente: Si un dedo en el capta huella se colocaba a la 14:00:02 y un voto se emitía a las 14:01:03 entonces la huella correspondería al voto efectuado y con eso se conocía por quien votó el elector…

¿Conoce Usted algún funcionario público que haya sido votado porque votó en contra del partido que gobierna la institución donde trabaja, en franca violación del secreto del voto? Tal mito, desconoce por completo la forma como en la práctica se realiza el proceso electoral, donde es absolutamente inviable tal correlación.


El efecto “chupacabras”: la intimidación.

Vicente Díaz en una entrevista concedida en noviembre de 2006 a Raúl Semprun del semanario Versión Final de Maracaibo, afirmó que las capta huellas iban a desarrollar abstención, pues causaban desconfianza en el elector. Incluso, comentó que la sensación que generaban los capta huellas era similar a lo que sucedía con el mito del chupacabras “en el sentido de que no existe, pero asusta”. Sin embargo, considerando que en los procesos electorales para elegir al Presidente de la República durante los años 90, la abstención rondó el 40%, y en las elecciones para la reelección presidencial de 2006 fue de 25,3%, parece que el impacto fue absolutamente contrario.

Esta matriz de opinión que parte del principio Goebbelsiano de “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”: puede causar que se termine aceptando como cierto, que al poner el pulgar en el capta huellas, esa información revela la opción por la que votó. Pero, ¿Qué elector se cree esa trampa caza bobos? Justamente aquel que valida los argumentos opositores, o sea, mayoritariamente los mismos opositores.

Pareciera que nuevamente se repite de cara al 2012, la misma intención de generar desconfianza en el ente electoral, y por ende en la transparencia del proceso venidero. En este sentido, el votante al correr el riesgo de ser descubierto en su elección, puede optar por tres alternativas: 1. Abstenerse, 2. Votar a favor del candidato del partido que gobierna en su institución (mayoritariamente favorable al gobierno), 3. Asume el riesgo de perder su trabajo y ser sancionado en procura del respeto y la defensa de sus ideales políticos. Sin necesidad de hacer muchos estudios, creo que la menos probable es la última alternativa.

Hay que entender la trascendencia del 2012, pues van a confluir la renovación de los poderes ejecutivos en los tres niveles político-, así como los legislativos a niveles de las entidades federales y los municipios. Una postura muy poco sensata es generar desconfianza entre los electores, y menos, cuando no existen argumentos sólidos para generar tales matrices. Hay que recordar que en cualquier competencia, incluso la electoral, tienden a atacar al árbitro los que van perdiendo y tienen poca probabilidad de revertir el resultado.

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Las sanciones contra Venezuela

En el momento en que escribía esta columna, los medios de comunicación dieron a conocer que los Estados Unidos habían impuesto sanciones a siete empresas extranjeras, dentro de las que se encuentra PDVSA. Los principales titulares de la prensa internacional resaltan la aplicación de un conjunto de sanciones a Venezuela, tomando en cuenta que fue impuesta a más de 15 empresas.

Es evidente que esta reacción mediática responde a una matriz de opinión,sobre supuestos acuerdos entre Venezuela e Irán para desestabilizar la paz y seguridad de la región. Estas sanciones, se deciden unos días posteriores a las impuestas por La Unión Europea, a más de 100 empresas que comercializan con Irán, a la cual le congelará los activos.

Es importante resaltar que no es un hecho aislado. Recordemos que el diario alemán Die Welt y posteriormente el Nuevo Herald afirmó que Irán y Venezuela firmaron una alianza secreta para desarrollar una plataforma de misiles en Paraguaná, con la finalidad de alcanzar objetivos militares en los Estados Unidos. Como lo adelantó el Vicepresidente Elías Jaua, se estaban generando las condiciones mediáticas que legitimaran acciones posteriores.

Finalmente, el mismo Nuevo Herald publicaba el 20 de mayo que el gobierno de Obama no tenía evidencias para comprobar que tales acusaciones eran ciertas, desestimando las acusaciones hechas por el diario Die Welt (llama la atención que no se refiere el artículo a que el Nuevo Herald se hizo eco de tales acusaciones, sin tampoco tener pruebas, haciéndose irreflexiva e irresponsablemente eco de una mentira).

Situación similar se suscitó cuando a finales de 2008, se lanzó una matriz de opinión donde supuestamente Rusia estaría construyendo dos bases militares en Venezuela, situación que se negó por ambos gobierno. El interés es claro: justificar acciones posteriores, como estas infelices sanciones de carácter comercial y tecnológico.

Nuevamente EE.UU viola las disposiciones de la ONU, sancionando de forma unilateral a un conjunto de empresas exportadoras de petróleo, por considerar que contribuyen con el desarrollo de la industria nuclear en Irán. Sin embargo, la agresión que ha sido conjunta debe generar una respuesta conjunta. Y no hay mejor foro que agrupe los intereses de los exportadores de petróleos que la OPEP. Creo que en lo sucesivo, el esquema de negociación de este conflicto debe hacerse desde la OPEP hacia otros foros mediadores de conflictos, como debería ser las Naciones Unidas.

Por otra parte, es fundamental conocer las reacciones de los demás gobierno afectados, principalmente de China. En Irán están instaladas más de 100 empresas chinas, con un dinámico comercio bilateral, que han reportado más de 20.000 millones de dólares.

Pero muy a pesar de los intereses que tienen China en Irán, las últimas decisiones que ha tomado, al menos en el ámbito del Consejo de Seguridad de la ONU, han evidenciado su interés estratégico de mantener buenas relaciones con los Estados Unidos. Incluso, votando a favor de intensificar las sanciones contra Irán a mediados del año pasado, y salvando el voto cuando se decidió respaldar la intervención en Libia.

Es importante estar atentos a lo que acontecerá en lo sucesivo, pues si bien las sanciones no afectan las exportaciones de petróleo de Venezuela hacia EE.UU, este tipo de medidas constituyen una agresión a la soberanía nacional, y una clara injerencia en los asuntos comerciales del país.