Cambiar el discurso, en estos tiempos modernos, es muy complejo, sobre todo por la dinámica de los medios de comunicación e información, que cada día son más públicos. Recientemente, representantes de la Mesa de la Unidad Democrática, donde resaltan las figuras de Antonio Ledezma y Eduardo Fernández, se reunieron con Álvaro Uribe en Bogotá, desde donde aprovecharon para criticar a Chávez, y las relaciones entre los gobiernos de ambas naciones.

Desde que Santos ganó la presidencia de Colombia, ambos mandatarios han desarrollado una inteligente estrategia pragmática, dejado a un lado las diferencias ideológicas y los intereses continentales, para avanzar en la profundización de acuerdos bilaterales en diversos aspectos, teniendo como eje central el comercio y la seguridad y defensa.

La actitud de la MUD en este encuentro, es un elemento más que se suma al acumulado de torpezas que han cometido, pues en esta oportunidad, como en otras, donde resalta el paro empresarial y el sabotaje petrolero, sobrepusieron los intereses políticos de los líderes que se agrupan en la MUD, con los intereses nacionales. En el encuentro sostenido con el Ex mandatario colombiano, Uribe le pidió a una delegación que asentó la cabeza en una postura absolutamente contraria a los intereses nacionales, que criticara y entorpeciera las relaciones entre Santos y Chávez.

Parte de lo declarado por Uribe frente a la delegación de la MUD fue lo siguiente: “El Presidente Santos va a Venezuela el 28 (de noviembre). ¿Por qué no producen un manifiesto en los días anteriores y lo publican, diciendo eso? ‘Presidente Santos, estamos desconcertados. ¿Cómo dan ustedes más peso a 800 millones de dólares o a 400 que a los valores democráticos?’ Los valores democráticos no tienen precio”.

Sin embargo, el recule tardío de la MUD, es una reacción sensata frente al error cometido: servir de plataforma para que Uribe siguiera fustigando al gobierno de Santos y al presidente Chávez. Tuvo que salir el propio Ramón Aveledo a enmendar el capote, y dejar en claro que no se prestan para los particularísimos intereses de Uribe de criticar el gobierno de Juan M. Santos. Tarde, pues la torpeza se cometió.

Es evidente que Uribe es impotente ante la mejora sistemática de las relaciones colombo-venezolana, partiendo de un principio clásico en las negociaciones modernas: centrarse en los intereses no en las posiciones. Santos y Chávez, han dado un claro ejemplo de negociación por intereses, donde han dejado a un lado las diferencias, para retomar una agenda intensa de cooperación bilateral. Por otra parte, a pesar de la insistencia y la ansiosa forma de manifestar sus miserias políticas de Uribe por los diversos medios al cual accede, el gobierno de Santos ha dejado en claro que en Venezuela no se protegen a dirigentes de la FARC. Eso, por supuesto no sólo desmiente a Uribe, sino al propio gobierno de los Estados Unidos.

A la oposición no le ha quedado otra alternativa, que criticar los acuerdos, resaltando las supuestas asimetrías, así como tratar de exaltar el supuesto encubrimiento de guerrilleros en Venezuela, situación desmentida por ambos gobiernos. Es lastimoso que ésta oposición no tenga claro hacia dónde deben dirigirse las relaciones entre ambas naciones, obnubilándose frente a los interés foráneos, sirviendo de tontos útiles.

En este caso fueron dos líderes políticos de larguísima data y experiencia, de partidos tradicionales en la cuarta república, que pretendieron en algún momento ser Presidentes de Venezuela, los que dejan en evidencia la ausencia de acuerdos de cómo pretenden gobernar el país, y los verdaderos intereses opositores. Por eso, difícilmente volverán a conducir los destinos del país.