La convocatoria y los convocados para el evento “Palabras para Venezuela”, han generado reacciones tanto de opositores como de chavistas. Por un lado, sucede posterior a un elegante deslinde de Juan Carlos Escotet con el gobierno de Chávez, desmarcándose primero de la Asociación Bancaria de Venezuela, y luego haciendo notable su participación en las elecciones internas de la oposición.
Por otro lado, invitando a ex presidentes que han asumido posturas críticas hacia el gobierno del presidente Chávez, que abiertamente y sin desparpajos, levantaron las banderas del neoliberalismo. ¿Existe algo de malo que tres ex presidentes vengan a Venezuela a compartir sus experiencias de gobierno? Sinceramente, no. En una sociedad plural y democrática, cualquier iniciativa de esta naturaleza debe ser vista con naturalidad. Tanto es así, que los invitados fueron escoltados por un grupo especial de la Policía Nacional Bolivariana, y utilizaron la rampa presidencial para su arribo y salida del país. O sea, hubo un apoyo importante por parte del gobierno nacional, otorgándole privilegios propios de Misiones Diplomáticas de Alto Nivel.
Las consideraciones que se puedan tener contra los expresidentes y sus inclinaciones ideológicas, se pueden manifestar abiertamente y a través de los diversos medios de comunicación, pues hacerlo, reafirma una absoluta libertad de prensa y opinión, como la existente en el país. Por cierto, que más de un asistentes quedó esperando una crítica directa y fuerte contra el gobierno de Chávez. Considero que lo expuesto por los invitados, muy a pesar de lo que tenia como expectativa, se dijo en un tono respetuoso y sin ánimos de intervenir directamente en los asuntos internos de nuestro país.
Considero que este tipo de eventos, sirve para evidenciar lo que no han querido evidenciar: el viso neoliberal de lo que hipotéticamente pudiese ser un programa de gobierno desarrollado desde la MUD. Como muestra el talante de los invitados: Cardoso y Lagos alumnos disciplinados del neoliberalismo suramericano, responsables de haber dejado en herencia dos de los países más desiguales en el mundo, y Felipe González, escandaloso político español que desarrolló reformas de corte neoliberal, autor de los contratos basura, que pauperizaron el empleo joven en España durante la década de los 80 y 90. ¿Y porqué no evidencia la oposición quiere aplicar reformas similares a las expuestas de corte neoliberal? Sencillamente porque el neoliberalismo ya no encanta y hay que camuflarlo, pues de ser franco y transparente, simplemente habría menos del poco apoyo que posee la oposición de cara a las presidenciales de Octubre.
El elemento que escapa de lo ordinario de la situación en análisis, es la abierta inclinación opositora del Presidente de Banesco Juan Carlos Escotet. Revisando archivos que aun se encuentran en internet de fecha 12 de junio de 2008, el presidente de Banesco asistió al programa Dando y Dando transmitido por VTV y luego al programa Buenas Noches transmitido por Globovisión. La estrategia de manejarse fuera de los códigos de la política, acentuando su rol como empresario y banquero, lo había mantenido cercano a un sector y a otro, manteniendo una postura aparentemente operada desde los códigos de la economía privada. En sus palabras “yo no creo que mi rol como presidente de un banco sea mantener una actitud excesivamente politizada, sobretodo por que se está representando a un universo de la diversidad de lo que es el país hoy por hoy, y eso no supone actitudes genuflexas ni entreguistas, supone apostar al desarrollo del país”.
¿Publicar una foto evidenciando que participó en un evento electoral opositor no es excesivamente politizado, genuflexo, entreguista y por demás provocador? Operar dentro de los códigos de la política tomando parte en un sector, dentro del escenario electoral actual, es someterse a las dinámicas de la política, por lo tanto trae consecuencias políticas. Recientemente publicaba Yon Goicoechea un artículo donde afirmaba que le sorprendía “ver a Juan Carlos Escotet metido en política y, además, desde la oposición”. Evidentemente, es una apuesta que hace el banquero de cara a octubre, y quiso dejar en claro a quien le apuesta.
Finalmente, quisiera cerrar este artículo con una frase de Felipe González: “la esencia de la democracia es la aceptabilidad de la derrota”. Esas palabras me recuerdan la estrategia desarrollada por J.J. Rendón en el referéndum revocatorio de 2004, donde se cantó fraude electoral para no aceptar la derrota. Esperemos que la oposición se comprometa a respetar los resultados de las elecciones de Octubre, y reconozca la transparencia del CNE. De lo contrario tendrá debajo de la manga el desconocer la esencia de la democracia –shumpeteriana, por demás- o sea no aceptar una posible derrota. Será su plan B.