Hasta hoy se desarrollará la campaña electoral regional, en cumplimiento del cronograma electoral del CNE. Una campaña corta pero intensa, donde cada organización política ha presentado a sus candidatos y candidatas para alcanzar las 23 gobernaciones y los 233 curules de los parlamentos regionales. Hagamos un recuento de como está configurado el mapa actualmente. 

De las 23 gobernaciones, la revolución gobierna en 15 entidades federales a saber: Aragua, Anzoátegui, Apure, Barinas, Bolívar, Cojedes, Delta Amacuro, Falcón, Guárico, Mérida, Portuguesa, Sucre, Trujillo, Vargas y Yaracuy. La oposición gobierna en 8: Carabobo, Miranda, Zulia, Monagas, Nueva Esparta, Lara, Táchira y Amazonas. 
En cuanto a los parlamentos regionales, tenemos que 183 curules son ocupados por chavistas y 50 por opositores, o sea que por cada 4 diputados regionales solo 1 es opositor. Esta realidad no era así, pues para el 2008, la revolución conquistó 17 gobernaciones, pero actualmente los gobernadores de Lara y Monagas salieron del closet y se declararon opositores. 
¿Que puede suceder en estas venideras elecciones? ¿Qué podrá ganar y perder chavistas y opositores? Creo en lo particular que al menos podemos asegurar algunos análisis al respecto: 
El chavismo va a seguir ganando en la mayoría de las gobernaciones, no sólo en el poder ejecutivo sino en el legislativo. 
La traición se paga caro, y al menos en uno de los dos casos, vamos a recuperar la gobernación hoy en manos de uno salido del clóset político. En el otro caso las probabilidades son menores, pero no podemos descartar un escenario de derrota opositoras en ambas entidades. 
La oposición a a perder al menos cuatro de los 8 estado en los que actualmente gobierna, y la revolución puede perder una de las 15 en las que actualmente gobierna, o sea puede quedar en un escenario probable una proporción de 18 a 5. 
La participación se proyecta en unos porcentajes entre 65 y 70 por ciento, con una abstención de entré 35 y 30%. 
A pesar que la abstención sería muy parecida a la del 2008, quienes se abstengan no van a ser los mismos. En esta oportunidad existen mayores motivaciones a los sectores D y E a votar, donde históricamente ha habido menores niveles de participación. O sea se abstendrá más clase media y alta. 
El lunes veremos que tan cercano pudo haber estado este análisis de la realidad, a través de cristal de los números oficiales.