La presencia o ausencia del Comandante de la escena
nacional, trastoca la agenda política nacional tanto de la izquierda como de la
derecha. Desde hace al menos tres años, se viene planteando la siguiente tesis
desde la oposición: "El chavismo sin Chávez no tiene futuro". Ésta
afirmación bien vale en el contexto actual, algunas reflexiones.
Lo primero que debo precisar es que el chavismo lo
comprendo como un proyecto nacional hegemónico de largo aliento, soportados
sobre los valores de soberanía nacional, inclusión social, democracia
participativa y protagónica, socialización de los medios de producción, e
integración latinoamericana. De otra forma, sería circunscribirlo a un estilo
de liderazgo y configuración institucional que puede confundir los medios con
los fines.
En segundo lugar, hay que precisar de quién depende el
chavismo, pues de ello se deriva la construcción de posibles escenarios de su
trascendencia más allá de las individualidades o colectivos. Sin ánimos de
recurrir a argumentos románticos, el chavismo trascendió al propio Líder,
trascendió al Comandante Chávez. Ese proyecto nacional ya no le pertenece a un
partido, a un grupo de líderes o a un líder.
El chavismo es un bien colectivo del pueblo venezolano,
que ha demostrado defender a toda costa su continuidad y profundización.
Recordemos lo ocurrido en abril de 2002, cuando el pueblo salió a la calle a
defender la Constitución y a rescatar al líder del chavismo, a Hugo Chávez.
Incluso, en cada elección nacional, ha salido a ratificar al Líder con apoyos
electorales históricos, y sin reparo en afrontar los riesgos de apostar por
escenarios de alta incertidumbre. Esa frase de "Chávez ya no soy yo,
Chávez somos todos", resume lo que venimos argumentando.
En tercer lugar, el 16 de diciembre se ratificó la
trascendencia del chavismo, pues a pesar de la ausencia física del Comandante,
de no haberle levantando la mano a los candidatos de la revolución, tal como
había ocurrido en otras oportunidades, la victoria fue contundente. Era la
prueba de fuego para el PSUV, que en el fragor de los imponderables, ha
consolidado un liderazgo colectivo efectivo, que permitió ganar el control
político en 22 de 23 entidades federales. Igualmente, fue una prueba de fuego
para el posible sucesor político del Presidente, Nicolás Maduro, que en
conjunto con Diosdado Cabello, Freddy Bernal, Rafael Ramírez, y Jorge
Rodríguez, han logrado mantener el control político y la gobernabilidad en el
país, a pesar del lamentable trance por el que está pasando el Presidente
Chávez.
Frente a ello, en la otra acera, tenemos a una oposición
venida a menos después de dos derrotas en donde muy poco valió el método de selección
de candidatos, la recurrencia a argumentos trasnochados para confrontar al
PSUV, e incluso la ascendencia regional de algunos de los candidatos, frente al
deseo de las mayorías de profundizar el proyecto nacional en los estados, o sea
el chavismo.
En dos de las tres gobernaciones en donde la oposición
vence al candidato del Gran Polo Patriótico, se mantienen dos ex chavista, que lograron ser electos en 2008
por los votos del PSUV, y que lograr la reelección gracias a entre otros
factores, una gestión enmarcada en el proyecto nacional. El otro caso, fue un
excandidato presidencial que fue derrotado por Hugo Chávez dos meses antes, que
lleva dos años en campaña, con un apoyo absoluto de los medios privados
nacionales e internacionales, y que logra obtener solo 4% de ventaja frente a
Elías Jaua.
Finalmente, frente a estas realidades políticas, a la
oposición venezolana no le quedará otra opción que abrazar el proyecto chavista
para poder conectarse con las mayorías en Venezuela. Y muestra de ello, fue la
estrategia engañosa de Henrique Capriles en las elecciones presidenciales,
donde su principal propuesta a los sectores populares, fue mantener lo que
erradamente consideró lo mejor valorado del chavismo: las misiones sociales.
En el mismo orden de ideas ubicamos el viraje de Acción
Democrática y Copei de incorporarse a las discusiones del Programa de la
Patria, que no es otra cosa que el Plan de Gobierno que consolidará el chavismo
durante los próximos seis años. O sea, incluso la propia oposición puede
convertirse en garante de la continuidad y profundización del chavismo en un
mediano y largo plazo.
Quedamos en contacto por twitter a través de la cuenta @farith15.
Felices navidades.
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