Se avecinan las elecciones municipales, y los venezolanos tendremos la posibilidad de escoger a quienes regirán los gobiernos municipales, tanto desde el poder ejecutivo como desde el legislativo municipal. Quisiera por ello, compartir algunas ideas y propuestas que tiendan a impulsar el desarrollo de un nuevo modelo de gestión municipal en Venezuela.
El espacio desde donde los decisores en materia de políticas públicas pueden ser más efectivos, es desde las alcaldías. Tienen la posibilidad de estar más cerca de las necesidades de los ciudadanos, atender lo que en lo cotidiano puede garantizar una mayor calidad de vida, y sobre todo desarrollar estilos de gestión de lo público, con un mayor y rápido impacto.
Sin embargo, muchos han convertido su ejercicio en un mero negocio, mercantilizando la política y utilizando su plataforma para hacerse de los dineros públicos de forma criminal. Lo más culmen de este asunto, es que la calidad de nuestras calles y aceras, la gestión de las aguas negras, la recolección de desechos sólidos, la seguridad ciudadana, las actividades culturales y deportivas, la movilidad urbana, desmejoran sustancialmente. Y si de algo estoy seguro, es que en la política municipal debe emerger una forma distinta de hacer las cosas.
Un gobierno local que realmente atienda nuestras necesidades más básicas para una sana convivencia ciudadana y una mayor calidad de vida, sólo es posible bajo esquemas distintos de hacer política. Esto va más allá de si se es chavista u opositor; si se viste de rojo, de blanco, de verde o de amarillo. Y es que en estos últimos tiempos se ha exacerbado el uso de estas categorías para definir estrategias de campañas electorales a nivel estadal o local. “Vota por mí para que no gane el chavista y te expropien, se instale un comunismo, se vengan buhoneros, te invadan… Son los típicos argumentos, bajo los  que ocultan la inexistencia de un plan concreto de soluciones, donde se precise las propuestas para resolver los problemas de los ciudadanos bajos los parámetros que se establecen en la Constitución y en el Proyecto Nacional. Se trata de ejercer la política bajo lineamientos orientados hacia una gestión moderna y capaz de satisfacer las expectativas de los ciudadanos del municipio que gobierna.
Haciendo un ejercicio de idealización positiva, quisiera compartir con ustedes lo que considero deberían ser los 7 principales atributos de una gestión municipal de calidad. Este compromiso gira en torno a tres ejes fundamentales: participación ciudadana, transparencia y uso eficiente de los recursos.
1.    Gestión transparente. Es el aspecto más importante, pues de ello depende todo lo sucesivo. Es rescatar la confianza de los ciudadanos en el desarrollo de una nueva forma de hacer política. Se debe fortalecer la contraloría social y la participación ciudadana en los procesos de contratación y licitación de obras públicas. Por ejemplo, se debe aplicar fórmulas mixtas para los procesos de licitación, supervisión y finiquito de las obras, donde los habitantes de la comunidad, avalen el desarrollo de las mismas. Por otra parte se debe mantener una gestión a “puertas abiertas” donde el ciudadano se mantenga informado del uso de los recursos públicos.
2.    Empoderamiento. Uno de los elementos centrales de una gestión transparente y que incluya al ciudadano organizado, es la decisión conjunta de hacia dónde van las inversiones locales, y la ejecución comunitaria de los proyectos locales. Desde las municipalidades, se brinda la oportunidad de desarrollar presupuestos y planes con el concurso de los consejos comunales, las comunas, las juntas de vecinos, donde el propio ciudadano a través del uso de métodos de planificación efectivos sea quien decida en dónde invertir los recursos de la municipalidad. Además, se debe transferir recursos y competencias (empoderamiento) para que los propios vecinos organizados puedan atender problemas de su comunidad: tapar un hueco, construir una torrentera, asfaltar una calle, construir un muro, entre otros, que sirven como ejemplo de proyectos comunitarios que pueden ser ejecutados directamente por la propia comunidad.
3.    Rendición de Cuentas. El cumplimiento del artículo 66 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, debe ser un compromiso ineludible. La rendición de cuentas públicas, debe realizarse en un acto público con la convocatoria de los ciudadanos de la municipalidad (no en un lugar cerrado para hacerlo lo más discreto posible). Se debe centrar el informe de gestión en los aspectos planificados comparados con los cumplidos, apartándose de discursos llenos de gamelote y paja, donde suele ocultarse la poca efectividad, eficiencia y eficacia de la gestión. Es un principio básico de la democracia: a mayor información en manos del ciudadano, mayor participación en los asuntos públicos.
4.    Seguridad Ciudadana. Uno de los problemas que más afectan a los venezolanos es la inseguridad. Su combate decidido y el concurso de fuerzas policiales probas y dirigidas por funcionarios capaces, sería parte sustancial de un compromiso ciudadano. No se puede justificar la permanencia al frente de cuerpos policiales de funcionarios con “debilidades por lo ajeno” o sencillamente incapaces de controlar el ejercicio de una policía municipal. Debe ser el eje central de cualquier gestión en municipio venezolano alguno. Para ello, también la participación de la ciudadanía es estelar, pues experiencias exitosas en Chile, Bolivia, Reino Unido, entre otros, indican algunas buenas prácticas en el combate colectivo de la delincuencia.
5.    Combate al Nepotismo. Un alcalde no debe asumir la alcaldía como una hacienda de su propiedad. Debe cohibirse de ingresar familiares con primer (padres, hijo y cónyuge) y segundo (abuelos, hermanos y nietos) grado de consanguinidad. Ello siempre redunda en mayores niveles de corrupción y en la inclusión de personas que no tienen capacidad de ejercer cargo alguno, pero que se soportan exclusivamente en la relación filial. convierten las alcaldías en una gran solución para el desempleo de familiares y amigos, que no siempre reúnen las cualidades mínimas para desarrollar una gestión eficiente, efectiva y eficaz.
6.    Equipo Gerencial. Parto del principio, que una gestión eficiente debe contar con servidores públicos capaces. Para ello, el desarrollo de políticas de gestión del talento humano son esenciales, con políticas salariales claras y justas, competitivas, y que tiendan a la inclusión de vecinos del municipio. Por otra parte se debe erradicar el uso perverso de los beneficios laborales de los trabajadores, y mucho menos aquellos que garantizan su alimentación, transporte o educación.
7.    Desarrollo de la e-democracia. Se tiene que asumir el compromiso de desarrollar el uso de tecnologías de la información y comunicación (TIC´s), para acercar aún más la gestión al ciudadano y tender a elevar los niveles de eficiencia. El pago de impuestos, el acceso a la información, la transparencia de la gestión, la información y gestión catastral, las ventanas únicas de servicio, la gestión de obras, pueden ser servicios sensibles a dinamizarse a través de páginas web. En una alcaldía del siglo XXI, no se justifica que una gestión no potencie el uso de herramientas tecnológicas para el beneficio del ciudadano.
Los anteriores aspectos deben ser parte del compromiso para todo aquel que desee ocupar el cargo de Alcalde. De todos nosotros depende que la política sea sustancialmente proba y eficiente, convirtiéndose en una noble actividad, de la cual dependa la calidad de vida de todos los ciudadanos.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA REGIÓN EL 20/01/2013