Bajo ningún concepto quiero que sea tomado este artículo como una justificación a los abusos policiales que se han cometido contra los protestantes. Creo que es necesario seguir humanizando nuestros cuerpos policiales y militares, para garantizar en su accionar el respeto a los derechos humanos. Sin embargo, veo con asombro, las reacciones que ha producido lo que se publica sobre Venezuela en el mundo artístico internacional. 

Me ha llamado la atención que desde los Estados Unidos, España, Inglaterra, Colombia, Guatemala y hasta Puerto Rico un conjunto de artistas han manifestado su estupor por lo que sucede en Venezuela. eso me lleva al menos hacia dos reflexiones principales. Primero, las matrices de opinión que se han construido sobre lo que sucede en nuestro país, y en segundo lugar, la pérdida temporal de las nociones de tiempo y espacio de quienes esgrimen sus llamados de auxilio.

Con respecto a las matrices, es asombroso el esfuerzo que han hecho las grandes cadenas de comunicación por construir en Venezuela un Estado en guerra civil, ayudándose con estrategias de creación de falsas realidades que fueron efectivas en Libia para justificar la intervención de la OTAN, haciendo uso de imágenes de otros países y otros conflictos, ampliando los falsos rumores que de tanto difundirlos y legitimarlos los terminan convirtiendo en verdad, aludiendo a una supuesta represión a los medios de comunicación asombrosamente hecho por los mismos medios que supuestamente reprimen. Hoy, según las grandes cadenas de información, Venezuela está en guerra. Nada más falso.

En segundo lugar, el cinismo de pretender obviar los lugares desde donde se realizan tales manifestaciones de auxilio a nuestro país. Pareciera que Rhiana o Madonna olvidaran que en Estados Unidos se comenten las más brutales violaciones a los derechos humanos contra las personas de diversas nacionalidades que se mantienen sometidos a torturas y vejámenes de cualquier naturaleza en las prisiones de Guantánamo. Nada dicen de las brutales represiones a los manifestantes del Ocupar Wall Street, los cuales manifestando pacíficamente son agredidos por escuadrones antimotines en las ciudades de Los Angeles y Filadelfia.

Igualmente, nada dicen los artistas latinos radicados en los Estados Unidos de los detenidos en Washington por protestar contra las deportaciones de inmigrantes latinos, los cuales únicamente se apostaron a rezar y a orar en colectivo para que cesen las deportaciones de más de 2 millones de personas, pero fueron violentamente agredido por fuerzas represoras policiales. Nada dijeron, optaron por el silencio indiferente. Nadie pidió la libertad de los cientos de detenidos. 

Pero me sorprende aun más aquellos que lo hacen desde España. Carlos Baute o Alejandro Sanz han también optado por la indiferencia frente a las brutales represiones contra los miles de manifestantes agredidos y muertos por protestar contra las medidas económicas, contra de los brutales recortes de beneficios, combinados con fuertes alzas de impuestos, que ha generado una de las crisis económicas más severas que hayan existido en España. Y caramba, Arjona a quien también le preocupó lo que sucede en nuestro país, pero se guardó algún comentario sobre el hecho que  Estados Unidos experimentó a casi 700 conciudadanos infectándolos con sífilis y gonorrea para estudiar los efectos de esas enfermedades venéreas. Esto, sencillamente no fue relevante, así como no lo es que Guatemala sea el país con alarmantes índice de pobreza, violencia y desnutrición infantil.

Que decir de quienes han llamado a un auxilio, un SOS a Venezuela, cuando nacieron en Puerto Rico, país donde se ha aplacado con sangre y asesinatos a todos aquellos que han levantado la voz para pedir la independencia de la Isla. ¿Qué han hecho Luis Fonsi o Ricky Martin por levantar su voz de protesta contra esos atropellos y contra la imposibilidad de ser una nación independiente? 

¿No les interesa ni les llama la atención esta situación? ¿Somos los venezolanos más importantes que sus propios conciudadanos? Se agradece el gesto, pero al mismo tiempo se pide que se documenten mejor, y tengan la amplitud de ver desde una panorámica mayor lo que realmente se vive en nuestro país. Insisto, no queremos más violencia, queremos realmente paz.